domingo, 17 de abril de 2016

Del ensayo al error

Escrito por: Abel Medina Sierra

El género textual que más he trabajado,  publicado y al que debo un premio nacional es el ensayo. Sea esta la oportunidad de agradecer a Clímaco Pérez Camargo, Gabriel Ferrer y su esposa Yolanda Rodríguez, quienes fueron  mis maestros en este ejercicio escritural tan exigente. 


Por algún reconocimiento como escritor y ensayista es común que me busquen algunos estudiantes de pregrado y de postgrado para “una ayudita”  con un ensayo. Nada infunde más   zozobra a un estudiante que cuando un profesor le dice “me hace un ensayo para la próxima clase”.  Acometer tal ejercicio de redacción es visto más que como un castigo que como la oportunidad de explorar el  más riguroso y critico genero capaz de concitar el análisis, la argumentación y la exposición en un  solo texto. 

El hecho de generar tantas reticencias en los estudiantes está en la falta de referentes pues casi nunca el docente que los  pide se da el tiempo de explicar cómo se hace, es más, la experiencia me ha enseñado que quienes más piden ensayos a sus estudiantes son los que menos los han escrito. 

Muy a pesar que los estándares curriculares del área de lenguaje apuntan a que el media vocacional, ya el estudiante este en capacidad de producir ensayos, la mayoría de estos llegan a la universidad sin saber escribir ni siquiera un párrafo. El docente de secundaria y media perdió gran tiempo corrigiendo ortografía o tratando que el estudiante se aprenda de memoria todos los tiempos y modos verbales y nunca los enseño a  expresar por escrito sus opiniones y sustentaciones, eso sí es importante. 
 
Desde mi experiencia como ensayista, como catedrático en redacción de 21 años en la Facultad de Educación de la Universidad de La Guajira he podido construir ciertas certezas y algunas conjeturas sobre la responsabilidad de los docentes a la hora de encaminar a los estudiantes hacia la producción de ensayos. 

El gran riesgo es el inminente plagio. Un estudiante que se siente sin herramientas para redactar un ensayo lo primero que hace es buscar en la fuente de todos los remedios: el bendito Google.. Frente a esto hay que decir que  el docente a veces induce al plagio. En estos días una estudiante de primer semestre de  Biología de la Universidad de La Guajira pidió mi ayuda para un ensayo  sobre el uso de las matemáticas en la bióloga. Para tener los referentes sobre este tema se debe estar al final de la carrera y no en su primera semana como este caso. Lógico, a la estudiante no le queda otro camino que el plagio, tuvo que parafrasear  engañando al profesor y se ganó una nota altísima.  

Para redactar un ensayo se requieren referentes por lo que nunca un estudiante podrá redactar opiniones, argumentaciones y sustentaciones sin estos. Por otra parte, si el estudiante no maneja las normas técnicas de las citas y referencias bibliográficas tiende a incurrir en el plagio. Hay que enseñarles que si puede usar datos secundarios peso eso tiene una forma de presentarse y unos límites de extensión.  Ayuda mucho cuando los apoyamos para que construya previamente una estructura conceptual para que se generen sus propias ideas.  

Me he encontrado con estudiantes a quienes el docente manda a redactar un ensayo de una cuartilla o página. Ni las más geniales plumas han logrado presentar una tesis, explicarla, sustentarla, argumentarla y concluirla en una sola página; esa capacidad de concisión si no la tienen los ensayistas mucho menos un estudiante de pregrado.

Un ensayo no es un resumen ni un informe de lectura, así que si el docente entrega un texto al estudiante para que a partir de este, redacte un ensayo, lo que  logra es un producto muy diferente por parte del estudiante. Tampoco es recomendable que se asigne un tema muy general y vago como “la educación”, “la violencia” sino aspectos específicos de un tema. 

El estudiante requiere luces, se alimenta del ejemplo y del hacer y corregir, del ensayo y el error.  Un docente  sin referentes sobre el ensayo más que orientarlo lo induce al camino inexorable de la improductividad, el fraude académico o  el fracaso.  Ensayemos. 


Publicado en DIARIO DEL NORTE, 13/04/2016 

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