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miércoles, 30 de abril de 2008

Quo vadis maicao (Cuarta entrega)

Por: Ramiro Choles Andrade
MAICAO PUERTO LIBRE
Otra buena intención con proyección urbanística, regentada por empresarios privados pero, que a la postre se levanta como otro elefantote. Qué puede hacer el Municipio para que ésta obra resucite?. Porque sigue pasando el tiempo y nada de nada. ¿ Será posible que con el visto bueno de planeaciòn municipal, el Municipio logre un entendimiento con los legítimos propietarios, y sea otro bien que se pueda adquirir y proponérselo a los grandes propietarios de cadenas de almacenes nacionales funcionaría un Macro Centro Comercial que sería una fuente de empleo para tanta gente desocupada y lo peor de todo…preparadas ! …
Otra posibilidad a la vista es replantear su diseño y convertirlo en apartamentos con arriendos competitivos.Lo peor de todo es seguir observando una obra inconclusa, que bien puede servir para muchas cosas.
Entre equivocarse y no hacer nada por los intereses municipales, sé que muchos prefieren la primera opción.

LOS EXPENDIOS DE LA MUERTE.
Otro tópico preocupante es el relativo al control policial a expendios de drogas, bazuco, marihuana etc. La proliferación en los últimos años sigue en ascendiendo, no se ponen en practica seguimientos permanentes y los controles policivos son exiguos – En calles y carreras, no es sorpresa observar; como en forma indiscriminada los grupos se estacionan en las esquinas para aspirar sustancias de largo y tendido vuelo, lo peor de todo es que los mencionados expedíos son especie de burros viejos, todos saben con pelo y señales, las casas o lugares; como también nombres y apellidos de los propietarios. Quienes llevan la peor parte son los jóvenes, cuyo aumento en el vicio cada vez es más alarmante.

La actitud de las autoridades deja mucho que pensar. La captura y el peso de la ley debe caer sobre los expendedores y no sobre quien o quienes son sorprendidos dentro de las nubes.

Acciones integrados envolventes sin bajar la guardia, y persecución sistemática apuntalada con programas preventivos avalados y patrocinados por organismos estatales, y una lucha sin cuartel contra los traficantes de la muerte debe ser la respuesta, ante la hemorragia de tantos vericuetos que atentan contra la sociedad maicaera.

Los padres de familia están pidiendo a grito, mejores actuaciones a las autoridades, ya que las esperanzas que tienen sembradas en sus hijos, se están pulverizando con más penas que glorias. Desafortunadamente el alto flagelo de la desocupación imperante, sigue constituyéndose como caldo de cultivo, para que ésta Papa caliente en muchos hogares pobres, siga su curso de empobrecimiento familiar y social.

miércoles, 6 de febrero de 2008

LA COLUMNA DE ALEJANDRO RUTTO MARTÍNEZ

LA CRISIS DE LA FRONTERA

Los habitantes de la frontera y, especialmente, los de Maicao están acostumbrados a vivir en medio de la crisis. Y nunca les falta una porque permanentemente la tienen bien sea por medidas o sucesos de Colombia o de Venezuela. O de cualquier de parte del mundo en estos tiempos de globalización. Y conste que esta no es, precisamente la situación más grave que hemos atravesado.

La historia nos cuenta que una tarde de febrero de 1.983 el bolívar cerró con una cotización de casi diecisiete pesos. A la mañana siguiente amaneció a solo seis pesos. Esa abrupta devaluación marcó el principio del fin para la bonanza comercial de Maicao.

Ante la nueva situación los compradores venezolanos prácticamente desaparecieron porque con la pérdida de poder adquisitivo de su moneda los precios dejaron de serles atractivos. El bolívar siguió en baja y el flujo comercial poco a poco se invirtió: el nuevo negocio era comprar en Venezuela, a bajos precios, y vender en los mercados de la Costa Atlántica colombiana. Los precios eran módicos no solo por la cotización del bolívar sino por el subsidio otorgado por el gobierno de Hugo Chávez a sus ciudadanos como parte de sus políticas socialistas.

Y un día pasó lo que tenía que pasar: ante el desabastecimiento en los mercados locales el gobierno venezolano decidió evitar la salida de artículos de primera necesidad hacia el exterior y así mismo le declaró la guerra a los acaparadores. Las consecuencias no se sintieron en la primera semana pero ahora sí se dejan ver en todo su rigor de este lado de la línea fronteriza: escasez de productos de la canasta familiar (“cesta básica” le llaman en Venezuela) y desempleo de los comerciantes ( la mayoría de ellos wayùu) dedicados a la actividad. Además, nuevos precios (más altos, por supuesto) de la gasolina y todos los efectos desencadenantes derivados de un hecho como éste.

¿Quién tiene la culpa de lo que sucede? No parece haber un culpable directo. En primer lugar no lo es Venezuela porque su decisión es soberana y razonable ( evitar que productos subsidiados beneficien a consumidores extranjeros en lugar de darle bienestar a sus propios ciudadanos) y tampoco la tiene el Gobierno nacional. Sin embargo está claro que no se trata de buscar culpables sino soluciones y éstas deben aplicarse de manera urgente.

El gobierno departamental y líderes de la región le propusieron al presidente Uribe permitir el ingreso de alimentos por Bahía Portete (con una vigilancia especial del ICA), traer a la Guajira productos de primera necesidad a precios subsidiados y darles un subsidio de desempleo a los comerciantes que damnificados por los problemas anteriormente descritos.

Sin embargo, es necesario decir que cualquier situación que se tome debe ser de manera inmediata porque cada día que pasa hará que la situación se vuelva más desesperante. El gobierno venezolano ha dado muestras de que las restricciones impuestas son irreversibles: la misma Guardia Nacional participa en los operativos para impedir la introducción de víveres al territorio colombiano y a los viajeros se les impide traer a Colombia aunque sea un modesto kilo de arroz.

Esta semana el mercado costará más en la Guajira y buena parte de la Costa Caribe. Y no habrá gasolina a los bajos precios de siempre. Seguramente se presentarán alzas en las tarifas de transporte intermunicipal (viajar de Manaure a Riohacha costaba doce mil pesos y ahora el pasaje está en catorce mil). Por todo lo anterior es necesario actuar y hacerlo pronto.

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