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jueves, 5 de marzo de 2009

Carta en que José Liñán se despide de sus colaboradores del Hospital San José de Maicao




Carta abierta a la familia Hospital San José de Maicao

Siervo inútil soy;
Solo hice lo que
Tenía que hacer

Lucas, 17, 10



Queridos amigos,
Queridos compañeros de trabajo

Hoy quiero darles las gracias, primero por haberme soportado durante 9 años consecutivos, pues se que de entrada no soy bocado fácil de tragar.
En segundo lugar quiero agradecerles todo el apoyo, todo el acompañamiento en este proceso que llevó a que nuestro hospital pasara del primer nivel de complejidad a una organización de mediana complejidad avanzada, en vía de convertirse en una de alta complejidad, de referencia para nuestro Departamento y quizás para la región.

Para llevar a cabo un proceso como el nuestro, se necesitó sumar voluntades, así muchas veces no tuviéramos muy claro el propósito último, ni definida claramente la meta final, cuantas veces no dije en los momentos más difíciles recordando a Gramsci: Pesimismo del entendimiento, optimismo de la voluntad. Estoy seguro que por allá en los albores de la presente década, cuando dijimos que nuestro sueño era construir en Maicao el mejor hospital de Colombia, muchos de ustedes se miraron las caras y se preguntaron ¿Cómo? y ¿Con qué?; y tal vez se dirían: éste regreso más loco de lo que se fue.
Sin embargo, aún sin que muchos tuvieran muy clara la estrategia de la Gerencia, creyeron, hicieron un acto de fe y empezaron a trabajar con ganas, a mejorar los procesos y en el lapso de dos años tuvimos un hospital saneado en su economía y pagándole a tiempo a sus trabajadores y proveedores. Prestando más y mejores servicios a sus clientes.

Muy pronto gracias al empuje de todos ustedes que son los mejores trabajadores hospitalarios de la costa (podrían llegar ser los mejores de Colombia) el hospital se quedó pequeño. Recuperamos y adecuamos el Centro de Especialista y seguimos siendo pequeños, abrimos el centro de Uribia y seguimos siendo pequeños.
Y ahí fue, cuando decidimos hacer un nuevo hospital, estoy seguro que todo el mundo pensó que haríamos un hospitalito común y corriente, y estábamos felices y orgullosos porque por primera vez, en Latinoamérica y quizás en el mundo ( Poca literatura al respecto) un hospital emprendía un proceso de reingeniería tan profundo, de revisión de sus procesos Administrativos y Asistenciales, que lo llevaría a construir incluso con recursos fundamentalmente propios, (generados por el trabajo de ustedes) una nueva sede para brindar mas calidad en la atención de sus clientes .

La nueva sede es el producto del proceso de mejoramiento continuo y del avance en el tema de la calidad en la prestación de los servicios de salud en nuestro Hospital, en otras palabras es el producto del trabajo conciente y generoso de ustedes.
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Claro, una cosa lleva a la otra, ya metidos en el tema de la calidad no podíamos hacer un hospital común y corriente. Ya sabíamos que éramos capaces de hacer la nueva sede, pero no se trataba solo de reponer una infraestructura vieja por una nueva, sino de lograr que la nueva cumpliera unos estándares de calidad que soportaran una acreditación internacional; de ahí surgió la necesidad de una Gerencia de Obra y una Interventora con una empresa de amplia experiencia internacional en la construcción y operación de hospitales, como es el Consorcio Hospitalario de Cataluña (España).
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Hoy todos los que conocen del tema reconocen que la nueva sede del Hospital San José de Maicao es la mejor infraestructura hospitalaria construida en este país, la más funcional, la más integrada, la mejor soportada y a un costo muy por debajo, comparado con otras construcciones hospitalarias edificadas en la misma época.

Pero mientras el Gerente trabajaba en los detalles de diseño, financiación y contratación de la nueva sede, todos ustedes: Los trabajadores de Servicios Generales en sus labores, los Asistenciales atendiendo sus pacientes y registrando la información, los Administrativos trabajando duro para garantizar la logística de la institución en fin, todos haciendo lo que tenían que hacer. Ese esfuerzo sumado nos permitió ver el horizonte, nos permitió creer en el poder del trabajo bien hecho, nos permitió tener optimismo en el entendimiento y no solo en la voluntad.
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Hoy no sólo se ha avanzado en infraestructura física, también en procesos, se debe seguir avanzando en capacitación, porque ya después del traslado de los servicios a la nueva sede la Acreditación estará de un tiro.

Todo lo anterior se ha logrado gracias a ustedes compañeros y amigos. Ustedes tienen el mérito de haber generado recursos para construir la mejor sede hospitalaria de este país y al mismo tiempo para sostener el funcionamiento de la sede vieja sin decaer en calidad y cobertura.
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Pónganse a mirar lo que han hecho y se darán cuenta que es grande. Tienen que seguir luchando para conservar lo que han hecho y proyectarlo mas lejos aún, porque esta en juego no solo el destino del hospital sino la redención y salvación de Maicao y la calidad de la prestación de los sevicias de salud en todo el Departamento.

El hospital San José será la cabeza de la red de prestadores en el Departamento, eso lo obliga a dar ejemplo en calidad técnica y científica, pero también en calidad humana. Ya el camino y la ruta están trazados y el horizonte se vislumbra. Ya sabemos caminar, espero sigan adelante sin desfallecer y que el nuevo Gerente que resulte de la convocatoria próxima a realizarse, sepa que cuenta con los mejores y más comprometidos trabajadores hospitalarios de Colombia.

Yo desde otras tierras igual o más necesitada que esta, estaré aportando mis energías y mis mejores esfuerzos para crear redes hospitalarias que ayuden a mitigar el dolor de la gente y a mejorar la calidad de vida de todos los colombianos. Cumpliendo, quizás de esta manera, la misión que un día me propuse cuando abrace la profesión de medico.
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Estaré pendiente de los desarrollos del Hospital San José de Maicao, que será el de todos sus trabajadores y colaboradores. Me voy sin nostalgias porque ésta hace parte del pasado y lo nuestro es el futuro y tendrá que ser de alegría y bienestar para todos los colombianos y para eso trabajaremos con ahínco y tesón.

Nunca olvidaré esta experiencia que estoy seguro será ejemplo para Colombia y orgullo para La Guajira. Si hay experiencia digna de contar en el ámbito de la gestión hospitalaria, estos nueve años y medio, es una de ellas y todo se los debo a ustedes.

Yo como Gerente solo direccioné los esfuerzos de ustedes, que lo hicieron todo. Siéntanse orgullosos pero humildes, todavía toca caminar bastante, defiendan lo construido y propónganse metas más grandes y difíciles que yo sé que pueden; confíen y bríndense sin reparo a la comunidad, sobre todo a los pobres que son los mas necesitados de nuestros servicios, recuerden lo que siempre dije: “ Los pobres son nuestra mayor fortaleza” , “ La nueva sede es para que los pobres se sientan como ricos” , “ Lo público no debe ser inferior a lo privado” que hoy debería ser “ Lo público debe ser superior a lo privado”.

Si alguien sintió que fui injusto con el o ella, pido perdón, soy un paladín de la justicia. Se que en el ejercicio de estos cargos se pueden cometer injusticias no voluntarias, espero no hayan sido muchas.

Mi correo es jolimurga@hotmail.com para los que quieran escribirme, se que hay muchas cosas que compartir, y muchas más por aprender de ustedes.

Solo espero en estos años haberme ganado el derecho de ser su amigo.

Quiero despedirme diciéndoles como dice Omara Portuondo en un lindo Bolero: Gracias, Gracias, Gracias


Con afecto y cariño.

Su amigo de siempre,


José Liñán Murgas
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jueves, 22 de enero de 2009

POR ESPECULACION CON EL AGUA EMBOTELLADA: VENEZOLANOS Y COLOMBIANOS OBLIGADOS A TOMAR REFRESCOS GASEOSOS

MAICAO AL DÍA
Reflexión sobre la especulación y altos precios del agua embotellada en Venezuela y Colombia lo cual obliga al ciudadano a tomar gaseosas para calmar la sed, situación que es un problema de salud pública ya que las bebidas gaseosas afectan negativamente la salud a largo plazo..
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POR ESPECULACION CON EL AGUA EMBOTELLADA: VENEZOLANOS Y COLOMBIANOS OBLIGADOS A TOMAR GASEOSAS

Por:
Orlando Cárcamo Berrío
ocarcamob@yahoo.com



Invité a una amiga venezolana a almorzar en un restaurante de autoservicio en un centro comercial de la ciudad de Maracaibo, Venezuela. Mi amiga se sirvió un almuerzo rico en proteínas y vegetales y como no había jugos, entonces prefirió agua en lugar de Coca Cola o Pepsi Cola que eran las únicas bebidas gaseosas disponibles. Al pasar por la caja, mi invitada se trenzó en discusión con la cajera del restaurante por el elevado precio del agua. La botella de agua de 600 ml. tenía un valor de 4 bolívares fuertes (unos 4.184 pesos al cambio oficial de 1.049 pesos por bolívar fuerte) y el vaso de gaseosa 3,5 Bs.F. Prácticamente, con ese precio se nos inducía a tomar gaseosas en lugar de agua por ser menos costosas. En un ejemplar acto de protesta, mi amiga prefirió no tomar ni agua ni gaseosa o “refresco” como le dicen a la gaseosa.


El ciudadano promedio no entiende por qué se abusa con el precio del agua embotellada en ese país. En la producción del agua embotellada, los materiales empleados son agua y plástico. El agua a purificar tiene un valor ínfimo; el plástico, un valor bajo porque los ingredientes empleados –derivados del petróleo- son abundantes en Venezuela. La gasolina utilizada en los camiones que transportan el agua embotellada es la más barata de todo el mundo. Otra sería la realidad si el agua y las botellas de plástico fueran importadas desde los Estados Unidos o la Comunidad Europea y si la gasolina en Venezuela costara lo mismo que en los Estados Unidos o Colombia. En Colombia, un galón de gasolina extra (3,78 litros) cuesta entre 9.500 y 10.500 pesos lo cual equivale en el mercado negro de las divisas (a 480 pesos por bolívar fuerte) en la frontera entre 19,7 y 21.8 Bs.F; mientras que el mismo galón de gasolina extra en Venezuela (a Bs.F. 0,097 cada litro) cuesta 0,36 Bs.F. Es decir, el galón de gasolina extra en Venezuela cuesta unos 180 pesos colombianos. Si en Venezuela se pagara la gasolina al precio colombiano, razones habría entonces para dolarizar el valor del agua embotellada y de otros productos de primera necesidad.


El elevado nivel de especulación con el agua embotellada se percibe en Venezuela cuando tenemos que pagar más por una botella de agua que por llenar de gasolina el tanque de un automóvil moderno. Por esta razón, a manera de broma, cuando estoy en Venezuela con amigos siempre elijo pagar por el llenado del tanque de gasolina del carro para que otros inviten a tomar algo. Si la gasolina fuera potable, si se pudiera beber, muchos venezolanos preferirían tomar gasolina por su bajo costo.


En Colombia también se presenta la especulación con el agua embotellada. Una botella de agua de 600 ml. se vende en promedio a 1.500 pesos mientras una botella de gaseosa de 350 ml. cuesta 1.000 pesos. Este hecho obliga al ciudadano de menores ingresos, que son la mayoría de los habitantes del país, a optar por tomarse un refresco gaseoso por ser menos costoso en lugar de una botella de agua que es más saludable pero más cara.


Sin embargo, en Colombia, el ciudadano con menos capacidad económica tiene la posibilidad de tomar agua empacada en bolsas. Las compañías embotelladoras de agua sacan al mercado el agua de la misma marca y calidad en bolsas a un precio 75% menor. Este producto se encuentra al lado de las botellas de agua en la mayoría de los sitios públicos: restaurantes, universidades, colegios, terminales de transporte y aeropuertos. Una bolsa de 350 ml. se encuentra al precio de 300 pesos. Por el valor de una botella, 1.500 pesos, podemos obtener litro y medio de agua en bolsa con las mismas condiciones de higiene que la botella. En mi caso particular, cuando viajo compro una sola botella de agua de 1.500 y periódicamente la lleno con bolsas de la misma marca a 300 pesos, obteniendo así un ahorro significativo. Este ahorro no lo he podido tener en Venezuela debido a que en los sitios públicos solo se encuentra agua embotellada la cual se exhibe como un producto de lujo en vitrinas refrigeradas.


Considero que el sobreprecio del agua embotellada se presenta en parte por las siguientes razones. Los finales del siglo XX y comienzos del XXI han marcado una orientación hacia el cuidado de la salud física. Se habla cada vez más de llevar una sana alimentación combinada con una buena rutina de ejercicios diarios. En este contexto no tienen mucho lugar el consumo de bebidas gaseosas y azucaradas debido a los efectos dañinos que sus componente (Bióxido de carbono, azúcar en altas proporciones, ácidos, conservantes y colorantes.) que a largo plazo suelen tener el la salud y como motor de la obesidad. En su lugar se promueve el consumo de agua por los buenos efectos en la salud. Las compañías de gaseosas son conscientes de estas tendencias actuales y han tratado de adaptarse a los nuevos tiempos diversificando sus productos. Ahora no solo fabrican y distribuyen refrescos gaseosos sino también jugos, bebidas energizantes y agua embotellada.


Estas compañías fabricantes de gaseosas, generalmente multinacionales, parecen tener un programa oculto para mantener las ventas de sus marcas tradicionales de refrescos gaseosos y frenar de alguna forma el descenso en las ventas de sus marcas favoritas. El programa consiste en vender el agua embotellada a un precio más elevado que sus productos gaseosos llevando así a la gente a elegir una gaseosa por el menor valor con respecto al agua. De paso, las ganancias de estas compañías se elevan astronómicamente debido a los bajos costos de procesamiento del agua con respecto a las bebidas gaseosas que demandan mayores gastos en materias primas.


A la saga de las grandes productoras de bebidas gaseosas, han aparecido pequeñas empresas embotelladoras de agua atraídas por las jugosas ganancias de hasta 1.100 por ciento, las cuales en lugar de competir con calidad y precios bajos, se han dedicado a vender un producto caro y de una calidad cuestionable. Es decir, no tenemos en Venezuela una marca de agua embotellada a precios razonables


Considero que la mejor arma en contra de los especuladores es la no compra de los productos que estén por encima de los precios razonables o regulados. Imitemos el ejemplo de una periodista ecuatoriana que vive en Maracaibo y que no toma bebidas gaseosas porque quiere llevar una vida saludable. Ella suele llevar siempre en su bolso una botella de agua que ella misma llena en casa antes de salir a la calle. De esa manera se ahorra más de 80 bolívares fuertes al mes. Vale la pena hacer lo mismo.


La especulación con el agua embotellada y la escases del agua en bolsas en los lugares públicos no es ajena a la mentalidad de especulación que está tan de moda en el actual periodo histórico de Venezuela. Es éste uno de los problemas en los que el gobierno revolucionario se ha quedado corto siendo ello un problema de salud pública que merece atención y regulaciones en beneficio de las mayorías menos favorecidas económicamente. Se debe recordar que tomamos agua por sed y por buena salud no por lujo ni por moda. Se deben crear políticas públicas que declaren el agua en todas sus formas o empaques como un activo de la nación, un bien público comercializable a bajo costo.

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