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lunes, 4 de julio de 2016

Los crímenes que han conmocionado a Maicao

La muerte del periodista Jaime Rengifo Junior es una de las más recordadas por los maicaeros
Nota de la Redacción: Este es un listado de algunos crímenes que han conmovido a Maicao y a La Guajira, pero consideramos que es un listado incompleto. Por eso acudimos a la generosidad y a la memoria de nuestros lectores para que nos ayuden a tener un listado más completo. Les agradecemos escribir sus opiniones en la sección de comentarios al final de este artículo.  

El crimen cometido contra el destacado médico legista Eduardo Pinto Viloria nativo de los Remedios pero criado en Maicao ha estremecido los cimientos de la sociedad, por el dolor que causa su prematura muerte, por las circunstancias terribles que rodearon los hechos y por el rechazo que ha producido no solo en La Guajira sino en todo el país.

En el pasado ocurrieron muertes violentas que también conmovieron a la sociedad y produjeron el repudio de todos los sectores. 

La mayoría de esos hechos quedaron envueltos en un manto de impunidad y produjeron un daño terrible a las familias que aún no se reponen de la pérdida.

En este informe periodístico haremos un recorrido por los episodios trágicos en los que perdieron la vida ilustres maicaeros en distintas épocas. Aclaramos que es una labor ardua y un trabajo en construcción. Esperamos que los lectores nos colaboren recordando hechos que se hayan omitido y dándonos información acerca de los mismos. En esta serie hemos incluido los hechos que usted encontrará a continuación: 



El asesinato del exalcalde Maximiliano Moscote:

Ocurrió en un barrio de Maicao en el año de 1.986, y sus autores materiales fueron sicarios que
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El asesinato del contralor Hernán Brugés Guerra:

Se produjo en la calle 9 con carrera 4 en el  barrio 1º de Mayo, el día 19 de febrero del 2000, por causas al parecer relacionadas con...

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Asesinato del director municipal de deportes Efrén Fierro Lambraño:

Se produjo comenzando la noche del 1 de abril de 1997, en una solitaria calle del barrio Santander, cerca de su lugar de residencia. La historia es ésta:

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Triple homicidio contra José María “Chema” Benjumea su hijo Edwin y su sobrino Elías

El trágico y lamentable suceso ocurrió el 26 de agosto del año 2000 en la calle 11 con carrera 10 de Maicao, junto con su hijo, el odontólogo Edwin Benjumea y el joven Elías Plata Mendoza, cercano también a la familia.

Esa mañana el profesor Benjumea en compañía de los dos jóvenes se disponía a 

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El horrendo crimen contra Miguel Lora Gómez

Miguel Lora Gómez, varias veces concejal del municipio y fundador del Sindicato de Vendedores Estacionarios de Maicao, Sivenamest, se constituyó en un importante líder político de la ciudad

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Asesinato del periodista Jaime Rengifo Junior

Ocurrido el 29 de abril del 2003 a las 6 de la mañana en el lobby del hotel Venecia, lugar donde se habitaba. 

Un sicario, quien también se hospedó en el mismo sitio, 

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Asesinato del director de la Casa de la Cultura de Hatonuevo Wilder Murgas Ortiz

Ocurrido el 30 de julio del año 2010 a las 7 de la noche en su residencia de la Urbanización Buenos Aires. Compositor y gestor cultural nacido en Hatonuevo, en donde al momento de su muerte se desempeñaba como...

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Asesinato de Eduardo Pinto Viloria

Ocurrido el 4 de mayo del 2016 a las 3:40 de la mañana en su casa del barrio Cevillar en Barranquilla. El crimen fue cometido por una banda de sicarios contratados presuntamente por su esposa Dayana Jassir De la Hoz y el amante de ésta Johan Beltrán Ulloque. 

Nació en Los Remedios, jurisdicción del municipio de Albania, pero pasó buena parte de su vida en Maicao. Cursó sus estudios en el colegio Divino Niño de ésta ciudad y luego se graduó como médico en la Universidad Metropolitana de Barranquilla.  

Se desempeñó como médico legista en Maicao y director de Medicina Legal en La Guajira. Al momento de morir desarrollaba una brillante carrera profesional como Director de Medicina Legal Zona Norte en Barranquilla.

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domingo, 3 de julio de 2016

Crímenes que estremecieron a Maicao: asesinato de Wilder Murgas Ortiz

Asesinato del director de la Casa de la Cultura de Hatonuevo Wilder Murgas Ortiz

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Ocurrido el 30 de julio del año 2010 a las 7 de la noche en su residencia de la Urbanización Buenos Aires. Compositor y gestor cultural nacido en Hatonuevo, en donde al momento de su muerte se desempeñaba como director de la Casa de la Cultura.   Escribió una bella canción en homenaje a su pueblo Hatonuevo y la presentó a un concurso que se hizo para escoger el himno municipal, resultando ganador. 

Su paso por las aulas de la Universidad de la Guajira Extensión Maicao, en donde se graduó como administrador de empresas, lo llevó a cambiar su estilo bohemio y pasó de ser un hombre de parranda a convertirse en un padre de familia hogareño y en un gran líder del sector cultural.

En el año 2007 había organizado la Asociación de Artistas de Maicao, ADAM, y el primer (y único) Encuentro Binacional colombo venezolano de Escritores.


Compuso numerosas canciones que fueron grabadas por importantes agrupaciones musicales  y escribió un libro en homenaje a Juaco Murgas, su hermano, quien había fallecido en un accidente de tránsito.  

Publicó un segundo libro titulado “Cuentos que no son cuento” en compañía de Ramiro Coles, Elber Romero y Alejandro Rutto.



domingo, 1 de agosto de 2010

Violencia que duele, violencia que nos desangra

La violencia que por años ha caracterizado al departamento de La Guajira y de manera especial a algunos de sus municipios ha alcanzado unos niveles sin antecedentes en los últimos meses. Todas las personas, de todas las familias de todas las ciudades pueblos y veredas se convierten en potenciales víctimas de esta perversa máquina de muerte, operada quien sabe por qué clase de mentes crueles y desquiciadas bajo cuyo accionar han perdido la vida cientos de indefensos ciudadanos.

La semana anterior se recordará por los hechos en los que perdieron la vida el dirigente cívico mansurreo Luis Socarrás y el artista y gestor cultural Wilder Murgas Ortiz. Estas dos personalidades tenían características comunes: ambos trabajaban por sus comunidades, los dos lideraban procesos de diverso orden en los lugares en donde residían y los dos se encontraban viviendo el mejor momento de sus respectivas existencias. A ambos los cubrió el manto de la tragedia mientras disfrutaban del descanso nocturno en compañía de sus seres queridos.

El crimen del pasado martes 27 de julio del cual fue víctima Luis Socarrás, ex candidato a la alcaldía de Manaure y duro crítico del manejo que se le da en el departamento a los recursos del sector salud, tiene según los analistas todas las características de un crimen político.

El gatillo del sicario, pagado por personas que se ocultan en las sombras del anonimato, se accionó contra una persona que estaba haciendo graves denuncias sobre malversación de los fondos destinados a mejorar la salud del pueblo. Su muerte se produjo un día antes de que presentara nuevas y graves denuncias en un foro previsto para realizarse en el recinto de la Asamblea Departamental.

A la sabiduría popular y la malicia indígena propia de los guajiros no le ha sido difícil relacionar la posición crítica de la víctima con el episodio criminal que la sacó definitivamente de escena. El hecho motivó la muy concurrida marcha de protesta por parte de millares de guajiros quienes en la mañana del 30 de julio pidieron una intervención firme de las autoridades y resultados rápidos y convincentes para aclarar esta dolorosa página, castigar a los culpables y evitar que a quienes se atreven a denunciar sigan siendo asesinados.


Pero ese mismo viernes, unas horas después de que en Riohacha concluyera la protesta, la vil moto de los sicarios volvió a rugir en las calles de la Urbanización Buenos Aires de Maicao, en donde fue asesinado Wilder Murgas Ortiz, director en ejercicio de la Casa de la Cultura de Hatonuevo, compositor de más de un centenar de canciones vallenatas, ex presidente del Consejo Municipal de Cultura de Maicao, Concejal de Hatonuevo, autor de dos libros, administrador de empresas egresado de la Universidad de La Guajira, extensión Maicao y autor del himno municipal de Hatonuevo. En Maicao nadie podía creerlo pero era verdad: en una sala del Hospital San José expiraba un hombre lleno de ilusiones, de proyectos y de esperanzas a quien los criminales asesinaron cuando se encontraba en la terraza de su vivienda acompañado de sus dos jóvenes hijas.

Las muertes de Socarrás y Murgas se suman a los cientos de guajiros y guajiras que han sido asesinados en La Guajira sin que nadie diga nada. Sin que las medidas de las autoridades den resultados. Sin que se castigue a los culpables. Ha llegado la hora de que en Colombia y especialmente en la Guajira está pasando algo, algo muy grave, porque tantas muertes no pueden corresponder a la simpleza de “hechos aislados” eufemismo con el que se le pretende restar importancia a una ola de violencia que nos está diezmando.

Ante hecho ciudadanía y autoridades deberían tener un plan de acción distinto a la indiferencia y la impasibilidad. Ha llegado la hora de ponerle freno a esta alocada carrera de muerte y dolor. Y ha llegado la hora de que los organismos encargados de garantizar la seguridad de los colombianos hagan algo más que anunciar sus desacreditadas “investigaciones exhaustivas”.

Alejandro Rutto Martínez es un prestigioso periodista y escritor colombiano, vinculado como docente a varias universidades colombianas. Es autor de cuatro libros y coautor de otros tres en los que se aborda el tema del liderazgo, la ética y el Desarrollo Humano. Con frecuencia es invitado como conferencista a congresos, foros y otros eventos académicos. Póngase en contacto con él a través del corrreo alejandrorutto@gmail.com o llámelo al celular 300 8055526. Visite su página http://www.maicaoaldia.blogspot.com/

lunes, 24 de marzo de 2008

Juaco Murgas: hace cinco años partió hacia la eternidad y aún lo extrañamos

NOTA DE LA REDACCIÓN: Hace cinco Joaquín Murgas Ortiz (conocido a secas como "Juaco Murgas") viajó a Manaure para dedicarse a lo que más le gustaba: animar eventos musicales. A su regreso a Maicao, ciudad donde residía, en horas de la madrugada, falleció en un accidente de carretera.

Desde entonces han pasado cinco años en los que su ausencia se ha notado. Ha hecho falta en la radio de Maicao y Riohacha, en donde era una leyenda; ha hecho falta en los festivales y otros escenarios en donde hay manifestaciones artísticas y, por supuesto, ha hecho falta, mucha falta, en el seno de su familia.

Uno de los más sentidos homenajes a Juaco se lo rindió su hermano Wilder, quien hace un año publicó el libro "Juako Murgas, el rey de los escenarios".

Como homenaje al amigo, el compañero y discípulo publicamos una carta que el profesor Alejandro Rutto le escribió en noviembre del 2.005 dentro de un ejercicio académico en el que tomaron parte los estudiantes el catedrático de la asignatiura de Ética Profesional en la Universidad de la Guajira. Dicha carta aparece en los preliminares el libro-homenaje.

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A continuación presentamos su texto completo:


Maicao, 11 de Noviembre de 2005


Doctor
JOAQUÍN MURGAS
Administrador de Empresas
El Cielo

Mí estimado Joako:

Te saludo con afecto en nombre de todos los que te extrañan en el mundo. Desde el día de tu inesperada partida hacia la eternidad comenzamos a hilvanar nuestras cotidianidades acostumbrándonos con pereza a tu ausencia y a la falta de una voz con la cual nos sentíamos más cerca de esa rara palabra llamada felicidad.

En las mañanas diáfanas las nubes de nuestros cielo de desplazan en procesiones interminables y se acercan y se juntan y se toman de la mano y en ocasiones derraman sobre nuestro suelo de piedra y polvo el liquido precioso con el cual el ciclo de la vida se hace posible. Ya conoces el azul mágico del cielo guajiro y el blanco inmarcesible de sus nubes de verano y su gris tenue del invierno. Desde las alturas puedes contemplarlas mejor que nosotros. Tal vez veas en las noches claras los rostros de los amigos alumbrados por la luna, una lámpara de luz rigurosa que cuelga como fantasía ancestral en lo más alto del firmamento para dispersar sus colores sobre la faz de la tierra y contribuir al espectáculo mágico de la noche.

La memoria almacena como un tesoro de valor inmenso el 23 de marzo de 2003, un día después de tu viaje hacia el infinito y una jornada antes del día del locutor.

La gloria del Dios invencible de los cielos y de la tierra, su infinita generosidad y su augusta presencia en mi vida me permitieron actuar como presentador en el mas bello homenaje tributado jamás a alguien. De ese día conservo en las profundidades del recuerdo, las lagrimas de tus hijos, el desconsuelo de tu esposa, el quebranto de tu vieja. La tristeza
de tu gente, el acorde lastimero de una guitarra vestida de negro y un acordeón sumido en la nostalgia.

En medio de toda esa gente vi rostros viejos y jóvenes; hombres y mujeres; niños y niñas entregados al sufrimiento. Wilder intentaba consolar pero necesitaba quien lo consolara, Abel Royo, desempolvó sus archivos y encontró tu ultimo parcial, Agustín invirtió con gusto su capital y sus utilidades brindando sin fijarse en costos un café mas amargo que de costumbre; Jorge Ochoa inundó con sus lagrimas los gruesos vidrios de sus gafas pero tuvo valor para decirme “cuando muera yo tu también tienes que ser el que me haga un homenaje”. Le respondí que así lo haría pero le rogué que no se fuera a morir todavía, porque el corazón fuerte y todo, varonil y todo no soportaría el martirio de tantas ausencias juntas.

Ese día conocí a uno de tus mejores amigos anónimos. Era el más triste de todos, supe que se llamaba Gumersindo y se dedicaba al oficio de vender verduras en las calles. Repetidamente miraba al cielo como si quisiera encontrarse de frente con tu mirada “ese man era el único que se acordaba de nosotros, el único que nos quería” repetía una y otra vez. Ya conoces a la gente humilde, es capaz de sacrificios colosales para afrontar los embates de la adversidad, aun cuando en su contra soplen los ciclones de la indiferencia.

Hace unos días lo volví a encontrar en una calle sin número de un barrio sin nombre. Llevaba la carretilla medio vacía y en un rincón de ella un radio en donde se oyen una y otra vez las canciones de Kaled Morales, otro de los viajeros prematuros hacia la eternidad. Me miró y reconoció en mi rostro al presentador de tu homenaje. “Dentro de media hora serán las cuatro, me dice”. No necesito que me diga mas las cuatro era la hora de tu programa en Olímpica Stereo.

Mira hacia todos lados, me pide que me acerque y hace un gesto como cuando alguien va a contar el secreto más importante de su vida y en voz muy baja, como para que nadie mas oiga me revela algo conmovedor.

“A veces sigo oyendo a Joako como si todavía estuviera vivo” “Ese man se sigue acordando de nosotros”. “No se lo vaya a decir a nadie porque van a creer que estoy loco” me dice en su inconfundible acento cartagenero.

¿De quien será la voz del radio de Gumersindo? ¿Del misterio o de la sombra? No conozco la respuesta, pero tampoco creo que esté loco. Hombres como tu mi querido Joako, nunca se convierten en cenizas ni se sumergen en la niebla del olvido, porque su voz, su imagen, su recuerdo y su sonrisa se instalan en un balcón de la memoria, en una acera de tu inmortalidad, en un rincón de la cotidianidad. Y desde ahí siguen iluminando nuestras mañanas diáfanas y alumbrando nuestras noches de insomnios y recuerdos.

Gracias por existir en el Radio de Gumersindo, en los genes de tus hijos, en la inspiración de tu hermano y en el sendero de la eternidad.

Un abrazo de tu amigo


Alejandro Ruto Martínez

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