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viernes, 15 de mayo de 2020

¡Felicidades maestro!


Escrito por: Alejandro Rutto Martínez

A los maestros, a los obreros de la educación y a todos los que luchan cada jornada por formar mejores hombres y mujeres para un mundo diferente, quiero felicitarlos en su día. 

Dios bendiga a los maestros que recorren campos y veredas para llevar la savia del conocimiento; a los que se desplazan por los campos abiertos de los sueños y por las llanuras extensas de la imaginación para convencer al hombre de que puede transformarse as sí mismo y al mundo que lo rodea, a quienes vibran con las voces inocentes de los niños; a quienes vierten sus días de juventud en los campos fértiles del amor para enseñar a los más jóvenes y conducirlos por el camino del crecimiento como seres humanos útiles a la sociedad. 

Gracias por convertir tu arte en un sacerdocio en el que ejerces la liturgia de la ternura y aplicas el catecismo de la generosidad

Gracias por guiar e inspirar, gracias por arar los surcos en donde se siembra y germina la semilla de saberes frescos y renovados. 

Feliz día, hombre de paz, mujer de palabras acertadas. Gracias por predicar con el ejemplo. Gracias por gestar la cosecha de vidas frescas y buenas y por ejercer tu oficio sagrado con amor, desprendimiento y virtud.

Feliz día del maestro. 

sábado, 11 de noviembre de 2017

Frases sobre educación

“El maestro que intenta enseñar sin inspirar en el alumno el deseo de aprender está tratando de forjar un hierro frío. Horace Mann





“Abrid escuelas y se cerraran cárceles.               
Concepción Arenal






Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo. Benjamín Franklin

 


 Excelente maestro es aquel que, enseñando poco, hace nacer en el alumno un deseo grande de aprender.   Arturo Graff

sábado, 2 de septiembre de 2017

Una experiencia de vida

Mi experiencia personal como profesor

Paulo Freire: "Nadie educa a nadie —nadie se educa a si mismo—, los hombres se educan entre si con la mediación del mundo"

Escrito por: Alejandro Rutto Martínez

He hecho cosas diferentes e interesantes en la vida, desde ayudante del camión en que mi padre transportaba los materiales con los que se construían los edificios más altos de Maicao, hasta tendero de barrio, pasando por "Torniquete" que era la forma en que se llamaba a los jóvenes que acompañaban a los taxistas en las antiguas camionetas F-100 con el fin de ayudar a los pasajeros a subir y bajar las pesadas cargas que llevaban de un lugar a otro. 

Un poco más adelante la vida y Dios me dieron la oportunidad de ejercer el periodismo radial y un poco más adelante en prensa y en internet. Fueron años de labor intensa y de bellas experiencias profesionales y personales que guardo como el más preciado tesoro en un importante lugar de mi corazón. 

Le recomendamos leer también: ¡Felicidades maestro!

Sin embargo, ninguna de las múltiples actividades laborales desempeñadas han podido producirme las emociones que he obtenido en la docencia. Como profesor he podido ayudar a muchas personas y me he ayudado yo mismo a crecer y a re inventarme día a día como persona. Y cada vez que adquiero un logro o saboreo una satisfacción me doy cuenta de que aún transito por los escalones iniciales del camino hacia el perfeccionamiento profesional. 
Quiero contarles que  en cierta ocasión tuve en uno de mis cursos del SENA a un grupo de personas que aspiraban a ser propietarios de sus propias empresas. El Estado, a través de entidades como Ecopetrol, la Cámara de Comercio y el Servicio Nacional de Aprendizaje, se propusieron brindar oportunidades diferentes a quienes ejercían ciertas actividades informales. 

Se trataba de convencerlos de que la venta informal de gasolina era una actividad que podía ser sustituída por negocios legales, prósperos y provechosos para ellos y sus familias. 

Diariamente ellos asistían a clases y recibían lecciones de emprendimiento, contabilidad costos, etc. A mí me dieron instrucciones para que compartiera con ellos una asignatura incierta y muy difícil de manejar para un entorno como el de este tipo de estudiantes: ética y Desarrollo Humano. 
La mayoría de los aprendices del curso eran personas conocidas: amas de casa, padres de familia, jóvenes ilusionados con la posibilidad de encarrilarse en un futuro promisorio y unos tiempos distintos a los que en esos días estaban viviendo. 

Uno de los estudiantes m,e llamaba la atención por su cortedad de palabras, su silencio, su poca participación en clases. Hasta su físico y su forma de vestir era diferente: vestía de manera impecable, se expresaba de forma correcta y tenía un físico propio de las personas del interior del país. Era  el más puntual y el más constante. Siempre asistía a clases y estaba atento a lo que se decía. Cuando se terminaba la clase se ponía su sombrero blanco, se despedía con palabras amables y avanzaba con paso firme hacia las profundidades de la noche, cada vez por un camino diferente. 

A su alrededor desarrolló una aureola de misterio. Ninguno de sus compañeros lo conocía, nadie sabía en dónde quedaba su vivienda, ni con quién compartía su vida. Su mirada era un poco esquiva y sus respuestas no despejaban ninguna duda porque era experto en el diálogo de los monosílabos. "sí" ,  "no"  y "no sé" eran las palabras con las que respondía a las preguntas que sus compañeros le hacían cuando se interesaban en saber más de él.

El curso terminó con una clausura muy bien organizada por los propios estudiantes y nuestro personaje asistió puntual como siempre.  Estuvo sentado en unas de las hileras de sillas situadas al final del auditorio y cuando el evento terminó se despidió con cortesía, caminó hacia el occidente, dobló la esquina y luego lo perdimos de vista. 

No volvimos a saber de él hasta unos seis meses más tarde, cuando lo encontré en un restaurante. No era un comensal más sino un trabajador del establecimiento. Estaba encargado de entregar los domicilios para lo cual se valía de una motocicleta de su propiedad. Ese día me saludó con aire efusivo, me llevó a una mesa apartada y pidió una botella de refresco y dos vasos.  Ese día se explayó en información: 

-¿Se acuerda del curso que hicimos hace un tiempo? Le cuento que para esos días estaba en una situación muy difícil y las clases y los compañeros me ayudaron a tomar la decisión más acertada de mi vida.  Yo pertenecía a un grupo irregular, de esos que son famosos por su violencia. Me reclutaron cuando era muy joven y me hice amigo del jefe. Un `día le pedí tiempo, tiempo para reflexionar sobre mi permanencia en la organización. Me concedieron unos pocos días y fueron los que aproveché para hacer el curso. Al principio iba muy nervioso y no estaba convencido de quedarme en la ciudad. Pero cuando las clases fueron avanzando me di cuenta que la vida podía darme una segunda oportunidad. Gracias a sus clases renuncié a mi vida anterior y ahora trabajo como una persona de bien"

No sé en dónde estará mi amigo después de tantos años (siete en total), pero sé que su vida ha cambiado gracias a lo que la educación hizo por él. 

¿Cuál fue la innovación que lo motivó?  La de las cosas sencillas, la de convencerlo que la educación puede formar astronautas, científicos, premios nóbel...pero ante todo tiene la obligación de educar hombres y mujeres de bien, que le sirvan a la sociedad desde la gerencia de un banco o desde el humilde cargo de repartidor de almuerzos a domicilio. 

Ahora bien, no se trata de la transformación que el estudiante haya tenido en su vida sino la que tuve yo como docente al reafirmarme en el concepto de que es muy difícil cambiar en el mundo a todo el mundo. Pero cada vida que podamos tocar, es una oportunidad para que el mundo sea mejor. 

sábado, 26 de agosto de 2017

Educación popular incluyente y permanente

""Lucho por una educación que nos enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer".  Paulo Freire

He sostenido siempre que el acto educativo es uno de elementos básicos para que la persona camine de prisa detrás de la utopía que seguramente nunca podrá alcanzar pero que, en atención a Galeano, le permitirá moverse siempre adelante. 

No creo que la educación esté obligada a cumplir con una labor mesiánica de salvar a la humanidad pero sí es un camino seguro para  motivarla y ayudarla a seguir un camino a través del cual encontrará su propio goce y se aproximará a la construcción de los sueños individuales y colectivos.

Sin embargo, creo que la educación, en cierto sentido, es una herramienta, y como tal puede ser utilizada por el dueño de ésta tanto para bien como para mal.  Para bien porque sirve para que el individuo sea desafiado y en medio del desafío que la vida le plantea pueda llegar a la búsqueda de la felicidad.  

La educación puede hacer que el campesino sea un buen ingeniero agrónomo en el futuro; y conseguir que el niño que soñaba con ser piloto, pueda, algún día, por lo menos montarse en avión en condición de pasajeros; y también puede hacer que la niña traviesa y vivaracha que en la soledad de su aldea sueña con ser doctora para curar a sus abuelitos, al fin llegue a vestir la bata blanca de médico y trabajar en el aséptico hospital de la gran ciudad.  Y también puede ser utilizada para bien porque en los procesos de mediación pedagógica el maestro y el estudiante pueden reconocerse como integrantes de un mismo contexto social en la que juntos habrán de construir procesos de cambio.

La educación es uno de los medios que existe para conocer, saber y aprender, y le sirve a las comunidades para sistematizar su acervo cultural y sus tradiciones y garantizar la  prolongación de su existencia.
Sin embargo, la educación puede ser también un medio de manipulación  y de sometimiento a las clases populares y vulnerables para que éstas continúen, sin derecho a la protesta, en la situación de exclusión a la que han sido sometidas durante los cinco siglos subsiguientes a la llegada de los europeos a lo que hoy es Iberoamérica.  La educación es parte de la artillería pesada utilizada por el establecimiento para lograr sus fines y garantizar su solidez y perpetuarse como lo único bueno y aceptable para la sociedad.

La educación popular está llamada a romper con el paradigma de que lo que existe y como existe es lo mejor. Su función es ayudar a descorrer el velo de la ignorancia y no de cualquier ignorancia como la de no saber que 2 +2 son 4, sino la ignorancia de saber que nos están destruyendo el medio ambiente del cual dependemos, que nos están cambiando la cultura que nos hizo fuerte, que nos están metiendo en una forma de vida  en el que las cosas son más importantes que las personas y en que el arte popular debe doblegarse ante el poder arrollador de la cultura foránea.

La educación popular tiene el reto de educar personas pensantes, que no se compran ni se vendan por un pedazo de pan ni por un millón de monedas de oro y tiene también el compromiso sagrado de llevarnos por el camino de la emancipación social, y comprender a Eduardo Galeano cuando nos invitó a ser desobedientes cada vez que recibimos órdenes que humillan nuestra conciencia o violan nuestro sentido común.



sábado, 19 de agosto de 2017

¿Qué somos en realidad?

Jesús de Nazaret: Todo el que cumpla la voluntad de mi Padre Celestial, es mi hermano, mi hermana y mi madre.


Escrito por: Alejandro Rutto Martínez

Si usted lo ve bien eso es lo que somos en la vida: pasajeros en tránsito, pues hemos venido por un tiempo a la vida terrena, tal como la conocemos y un día hemos de marchar de vuelta a la casa paterna, situada en la eternidad.   Nos ocurre como cuando estamos en un aeropuerto o en un terminal de transportes esperando el avión o el bus o el tren que nos llevará a nuestro destino definitivo. Mientras  permanecemos en ese lugar vemos televisión o las pantallas de los próximos vuelos, tomamos un café, leemos un libro o revisamos el correo…son actividades transitorias, porque ese no es nuestro sitio.

Buena parte de los problemas de la raza humana tienen su raíz en haber creído que éste es su lugar definitivo y han desarrollado un apego egoísta y exagerado a los bienes  acumulados y a los placeres sin pensar  en la temporalidad de todo lo que existe y en que algún día tendremos que salir de la sala de espera y continuar nuestro viaje.

Cuando hizo alusión a las preocupaciones  de este mundo Jesús de Nazaret hizo una invitación a que no nos desesperemos ni nos angustiemos por las necesidades del día a día. En una de sus más conocidas enseñanzas se hizo una comparación entre las necesidades de las aves del cielo y las de los seres humanos, tal como se puede leer en el capítulo 6 versículo 26 del libro de Mateo: “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?”

Y más adelante  nos da uno de los mejores consejos que alguien pueda ofrecernos: “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?” (Mt. 6:31)

Nuestro Padre Celestial sabe que necesitamos todas estas cosas. Así lo ha dicho Jesucristo, quien nos invita a buscar algo aún más importante que la comida y la bebida y todos los bienes materiales y es el reino de los cielos y su justicia. Y si lo buscamos se nos ofrece una ventaja adicional: todo lo demás, lo adicional, lo materia, también lo recibiremos. Así se desprende de uno de los textos bíblicos más sobrecogedores que podamos leer: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”

Desafortunadamente hemos estado invirtiendo el orden establecido por Dios y gastamos casi todo el tiempo y buena parte de nuestra existencia a conseguir lo que ya se nos ha ofrecido pero no como el obsequio principal sino como añadidura. En otras palabras, vivimos desesperados por obtener la envoltura cuando realmente lo que vale es el regalo, lo que va por dentro, en otras palabras, el reino de los cielos y su justicia.

Ha llegado la hora de hacer un alto en el camino y pensar en lo que de verdad cuenta. Nuestro lugar no está en la sala de espera de un terminal ni en las cómodas sillas de un moderno y rápido vehículo. Nuestro verdadero sitio está en la eternidad al lado de Dios u por eso el gran propósito de hoy y de siempre debe ser atender el llamado de Jesús a buscar el reino de los cielos y su Justicia. Y lo demás es lo demás. Y vendrá por añadidura. 



martes, 15 de agosto de 2017

TIC y tecnología humana

Escrito por: Alejandro Rutto Martínez
Los docentes debemos prepararnos para aprovechar las nuevas condiciones que brindan las tecnologías para el aprendizaje. 
Las tecnologías han servido para hacerle un poco más fácil la vida a los seres humanos, pero también han traído, justo es decirlo, sudor y lágrimas. Todo depende del uso que se le dé. La tecnología aplicada al servicio de la guerra, el peor de los inventos del ser humano, fue el detonante para causar millones de muertes en conflictos armados a lo largo y ancho del mundo. 
El arco, la flecha, la lanza y la espada pasaron a ser juguetes infantiles al lado de los explosivos, los ataques aéreos, las bombas atómicas y los misiles. Y eso sin contar la pesadilla de acostarnos cada noche con el temor de que mañana se desate una nueva conflagración, que al decir de todos, sería la última por el poder letal de las armas con las que hoy cuentan las principales potencias militares.
Pero, alto ahí. No podemos seguir profundizando en la visión apocalíptica de la tecnología cuando lo cierto del caso es que ésta ha contribuido a mejorar la calidad de vida de las personas por medio del avance en las ciencias de la salud y las telecomunicaciones.
La educación ha sido otro de  los escenarios impactados favorablemente por el desarrollo de las Tecnologías y de algunos componentes asociados como las redes sociales tan usadas hoy en día. Los expertos recomiendan, eso sí, la utilización de redes temáticas que de manera sencilla pongan a nuestra disposición los mismos recursos de las poderosas redes sociales dedicadas al ocio, pero en este caso centradas en la construcción de conocimientos científicos.
Estas redes junto con todo el esfuerzo realizado por la educación, a través de sus actores, conduce a la búsqueda de la prosperidad. Valga la pena anotar que la prosperidad de las sociedades con mayor calidad de vida en el mundo se basa en el conocimiento de sus habitantes.
Lo anterior seguramente llevará a tomar medidas relacionadas con los nuevos aires que se respiran en el mundo y la nueva visión que se tiene respecto a la forma en que debe cumplirse la función educativa.
En ese sentido el Informe Horizon 2016 K12 plantea que “El aprendizaje excesivamente reglamentado de las escuelas tradicionales está siendo eclipsado por el reconocimiento de que la educación formal debe reflejar la forma en que las personas aprenden y trabajan en el siglo XXI”.
Lo anterior nos permite concluir que la educación acogerá finalmente la tesis de que la forma en que aprenden los estudiantes debe ser tenida muy en cuenta, casi tanto o tal vez más que la forma en que se enseña.
Los docentes debemos prepararnos para vivir ese nuevo escenario que ya se asoma en el panorama de la escuela como la punta del iceberg en medio del océano. Habrá nuevas exigencias para quienes deseen seguir ejerciendo bien la profesión en la que se han movido por años. 
Además de las competencias en tecnologías, las cuales hemos ido adquiriendo por placer o por deber, deberemos entender que habrá unas nuevas exigencias, no solo técnicas y pedagógicas, sino morales, humanas y de liderazgo.
Pero además, deberemos desarrollar competencias sicológicas que nos permitan conocer aún mejor a los estudiantes, sus motivaciones, sus estilos y sus ritmos de aprendizaje, para superar el error que por años se ha cometido al considerar que la escuela es una fábrica de los tiempos de la Revolución Industrial en las que el propósito era elaborar cientos o miles de productos de idénticas características en el menor tiempo posible.
Hoy en día el maestro (maestro, qué linda palabra) deberá conocer la tecnología más avanzada pero también las más humanas de las condiciones como ser buena persona, y conocer a los estudiantes a los cuales se debe desde el principio hasta el final.

sábado, 12 de agosto de 2017

La revolución de las conciencias

Escrito por: Alejandro Rutto Martínez 
Alexis Carrel:   “Es imposible educar niños al por mayor; la escuela no puede ser el sustitutivo de la educación individual.” 
La escuela, en términos generales, es uno de los entes más reacios al cambio en 2000 años de historia, cuando los maestros enseñaban a los estudiantes a través de la lectura de algunos documentos o de lo que los maestros sabían y los estudiantes no. El apóstol Pablo escribe en el libro de los hechos: "Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, educado bajo Gamaliel en estricta conformidad a la ley de nuestros padres, siendo tan celoso de Dios como todos vosotros lo sois hoy."  (Hechos 22:3). En nuestros tiempos la escuela cree aún en el maestro que comparte sus conocimientos, que enseña y procura hacer mejores a sus estudiantes. ¿Qué ha cambiado?
Sería injusto decir que nada ha cambiado. Se mantienen algunos aspectos como la ubicación de los muebles, la rígida disciplina, el vehemente mandato de homogeneizar a los estudiantes bajo el falso entendido de que todos son iguales y aprenden de la misma manera y la estigmatización y reprobación de aquellos que no son capaces de responder como el sistema quiere que respondan. 
En cierto sentido,  el sistema educativo sigue insistiendo en la estéril labor de lograr que los peces trepen a los árboles cuando se hicieron para ser felices y nadar con libertad y sabiduría en las aguas turbulentas de un río furioso o en el cálido lecho marino de las profundidades inexploradas o en las tranquilas aguas de un hermoso lago rodeado de plácidas colinas tapizadas de verde por el pincel de la primavera. 
A lo largo de los años la sociedad ha aplaudido a la escuela por su loable labor de transformar la vida de las personas pero no son pocas las voces que se han levantado también para cuestionar su papel, y, sobre todo, el modus operandis que adoptó, importado desde las enloquecidas fábricas nacidas en el corazón de la Revolución Industrial, y cuya labor consistía ( y consiste aún) en producir de manera automática miles de artículos ( en algunos casos millones) con las mismas características y de acuerdo con los mismos estándares de producción. 
El escritor, conferencista y escritor británico Ken Robinson retó a los modelos educativos a reinventarse cuando afirmó que:  “La educación es la culpable, casi siempre, de desviar a la gente de sus talentos” 
No es extraña no novedosa esta afirmación. Séneca, mucho antes lo había dicho de otra manera: “No aprendemos gracias a la escuela, sino gracias a la vida.”    Pero aún más duros fueron Einstein y Mark Twain, reconocidos el uno como el mejor físico del siglo XX y el segundo como una de las plumas más prolíficas de los Estados Unidos. El primero manifestó que la educación es lo que queda después de olvidar lo que se ha aprendido en la escuela; el segundo fue más allá cuando afirmó: "“Nunca he permitido que la escuela entorpeciese mi educación.” 
Después de leer lo anterior, ¿Qué deberíamos hacer? ¿Cerrar las escuelas y dejar que cada quién se las arregle como pueda para educar a sus hijos?  Por supuesto que no. 
Lo que se necesita es una escuela dispuesta a reinventarse cada día y ajustarse a las necesidades cambiantes de la sociedad. Necesitamos que se considere a cada niño como un proyecto individual, promisorio, poderoso y en ese sentido apoyarlo, impulsarlo, protegerlo y ayudarlo a llegar al puerto seguro de su destino como hombre de bien y de servicio para su entorno. 
No es posible que haya más facultades de educación y nada  cambie. No es posible que los docentes se gradúen en maestrías y doctorados en los que les enseñan nuevos métodos, metodologías y modelos y les abran los ojos sobre lo dinosáurico que era el modelo anterior y, cuando lleguen a sus clases, después de celebrar ruidosamente su nuevo título, vuelvan a hacer lo mismo que hacían antes: de la misma forma, a la misma hora y con los mismos actores. 
Necesitamos una revolución de los currículos, pero, sobre todo, una revolución de las conciencias. Necesitamos comprender que la educación tiene un deber sagrado de tomar el duro y rudimentario barro humano para convertirlo en el bello y atractivo objeto cuya reluciente imagen inspirará a la sociedad a descubrirse y redescubrirse para conseguir el fin de elaborar la fina filigrana del bienestar y la felicidad de la familia universal. 

En otras palabras, la escuela debe mirar hacia la sabiduría africana y aprender del noble pueblo de ese continente indómito: "Para educar a un niño hace falta la tribu entera"

martes, 3 de mayo de 2016

¿Para qué me sirve resolver ecuaciones?



Escrito por: Alejandro Rutto Martínez

Durante la realización del Foro Educativo Municipal que se llevó a cabo en el año 2014 en Riohacha, hubo un panel en que los estudiantes y profesores tuvieron la oportunidad de interactuar con los profesores cubanos de la Universidad de Matanzas y le hicieron interesantes preguntas sobre el día de la educación:

lunes, 18 de abril de 2016

La educación es un compromiso de todos

Escrito por: Alejandro Rutto Martínez

José Ortega y Gasset: “Siempre que enseñes, enseña a la vez a dudar de lo que enseñas.” 

Primero que todo es bueno aclarar que estudié en nuestro querido y viejo colegio San José en los tiempos en que era una institución privada.  Así como lo leen: el más emblemático de nuestros planteles públicos era privado: privado de acueducto, privado de laboratorios, privado de profesores licenciados, de abanicos, de baños, de libros nuevos…de todo.

miércoles, 6 de abril de 2016

Jornada única sí, pero con condiciones


Por: Alonso Mendoza contreras (Secretario de asuntos sindicales ASODEGUA-Subdirectiva Maicao).


Estanislao Zuleta: “Si la educación no enseña al hombre a luchar por sí mismo, a criticarse a sí mismo, a criticar a la sociedad en que vive esa educación es nefasta”.  

En algunas regiones de Colombia  la implementación de la jornada única ha tenido muchos reparos por parte de docentes, padres de familia y estudiantes.

Como era de esperarse el municipio de Maicao en el departamento de la Guajira no es la excepción y la improvisación rebosó los limites basta con mirar los sitios designados como comedores escolares donde no cumplen los requerimientos mínimos en el aspecto sanitario y estructural.

La  tristeza que nos produce los casos de muerte por desnutrición de muchos niños Wayuú es inmensa pero es un ejemplo de la desidia por parte de nuestros gobernantes que no sabemos quién es el mediocre:  si ellos en la forma como han desempeñado su mandato o nosotros por elegirlos; este sentimiento de impotencia es comparable con la sensación experimentada cuando vemos el hacinamiento en que se encuentran los estudiantes en varias sede de las 15 instituciones de Maicao donde pareciera que el todo vale cuando se trata de recibir estudiantes así no haya espacio suficiente donde ubicarlos.

Para cualquier residente en el municipio de Maicao es común la envidia sana cuando vemos en los noticieros y programas educativos en canales nacionales esas mega estructuras de municipios más pequeños que Maicao y cuyo presupuesto es ínfimo comparado con el que se maneja en nuestro municipio. 

Para la construcción de megacolegios no les ha alcanzado a nuestros mandatarios ni el dinero ni el tiempo y es fácil aplicar el populismo como llamar al colegio Manuel Rosado Iguaran “el megacolegio” porque es muy notorio  que la planta física de esta sede no corresponde a esta categoría.

Ante esta situación los rectores apostaron por la improvisación con el fin de cumplirle a la ministra Gina Parodi con la jornada única sin importarle las incomodidades y otras consecuencias. A todo esto habría que añadirle que mientras mayor sea el número de estudiantes mayor es el presupuesto de la institución.

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sábado, 28 de noviembre de 2015

La educación es una responsabilidad de todos

Alejandro Rutto Martínez

Dedicado a Ramiro Choles Andrade

¿Quién debe garantizar el derecho a la educación? Probablemente el dedo índice señalará hacia el Estado y a sus distintas dependencias: Ministerio de Educación Nacional, Secretarías de las Entidades Certificadas, autoridades locales. Y están en lo cierto quienes así piense. La educación es un derecho fundamental , en ese orden de ideas, el estado debe hacer todos los esfuerzos para que cada ciudadano vaya a la escuela y a la universidad. Pero no podemos perder de vista a la familia, como responsable de primer orden.

De hecho, el hogar es la primera institución educativa por la que pasa un estudiante. Lo que se enseña en casa tiene la ventaja de que no vuelve a olvidarse jamás, sobre todo si la enseñanza es reforzada con el buen ejemplo de los mayores.

Nadie podrá reclamarle al Estado o a otros actores sino hay un auto examen sobre el cumplimiento del deber de educar a los más pequeños.

El buen padre de familia deberá preguntarse una y otra vez: ¿Qué he hecho por la educación de mis hijos?  ¿Como puedo hacer para que aprenda lo esencial, pero también a ser una mejor persona?  ¿En qué he fallado hasta el momento y de qué manera puedo corregir mis errores como educador familiar, antes de que sea demasiado tarde?

Mucha atención, queridos padres de familia. Los hijos crecen demasiado rápido y no podemos dejar para mañana o para más adelante lo que debemos hacer ahora, en este momento, ya mismo. Si perdemos tiempo, los muchachos crecen y lo que no pudimos enseñarle nosotros lo aprenderán de los maestros de la calle o de Internet y es posible que no sea exactamente lo que nos hubiera gustado enseñarle.

La consigna es enseñar a nuestros hijos y ayudarlos a entender que su educación depende, inicialmente de ellos mismos. Si sus sueños son grandes, así mismo serán grandes sus logros. Es una ley inevitable de la vida.
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miércoles, 28 de octubre de 2015

Primer aniversario del profe Federico


Escrito por:  Alejandro Rutto Martínez

Se cumple hoy un año desde cuando partió a la eternidad el profesor Federico Barrios, toda una institución para el sector educativo y el deporte en Maicao. Cartagenero de nacimiento se vino desde su juventud hacia nuestra tierra y aquí laboró duramente en la formación de nuevas generaciones con las que compartió en el aula, en la calle y en las canchas de los barrios más humildes. 

 Lo recordaremos siempre defendiendo sus posiciones con firmeza y entusiasmo, con sus libros debajo del brazo y con la vieja tiza blanca entre sus dedos. Lo recordaremos refiriéndose a sus hermanos y sobrinos con un respeto y veneración que lo ubican como uno de los mejores hermanos y uno de los mejores tíos del mundo. 

 Yo tuve el privilegio de conocerlo y de tratar con él, y puedo certificar que era un hombre de bien, entregado de lleno a todo lo que hacía. Y estaba tan entregado que tuvo poco tiempo para algo distinto a lo que más le gustaba: su oficio de maestro; su vocación de director técnico de fútbol y su gusto por las buenas tertulias con los amigos. 

 Tan ocupado estaba que no tuvo tiempo ni para salir al centro y comprarse un celular. Por eso era tan difícil hablar con él. Para oírlo había que verlo. 

Y para verlo había que encontrarlo. Y para encontrarlo había que hacerle un seguimiento decidido y cuidadoso detrás de él en cada una de las escuelas donde pasaba las mejores horas de su vida, por las canchas de piedra y polvo en donde entrenaba a sus discípulos o en donde dirigía sus ardorosos encuentros futbolísticos. 

 Pero él podía estar en tantos lugares que no era tan fácil encontrarlo: a veces visitaba a sus amigos y en ocasiones iba a la casa de sus estudiantes para saber por qué no habían ido a sus últimas clases o entrenamientos. 

 La vida del profe Federico fue un sendero recto que conducía desde el manantial de los sueños hasta el propósito supremo de convertir a los niños y jóvenes en mejores personas de lo que eran, mediante el diálogo constante, la enseñanza oportuna, la disciplina estricta y la alegría permanente. 

 Hace un año el profe Federico cerró sus ojos para siempre, su corazón dejó de latir y su nombre pasó a ser no solo un recuerdo imborrable, sino una leyenda difícil de olvidar y difícil de escribir. Lo mejor de su vida quedará escrito en el corazón de quienes lo conocimos; en la libreta de apuntes de quienes recibieron sus orientaciones y en la sonrisa de quienes lo recordarán siempre con aprecio y con gratitud. 

 El profe Federico Barrios será recordado como el cartagenero de corazón maicaero que un día vino a trabajar en lo que le gustaba y se quedó en una ciudad de la que se enamoró perdidamente y para siempre. Dios bendiga a la familia del profe Federico. Felicitaciones por llevar su sangre y su apellido. Y felicitaciones también por hacer parte del árbol genealógico de alguien que inventó una forma de enseñar a la que bien pudiéramos llamar "Pedagogía de la pasión”.
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viernes, 15 de mayo de 2015

Alejo Rutto felicita a los maestros y maestras en su día

Felicidades en su día maestro y maestra...

Posted by Maicao Con Esperanza on Viernes, 15 de mayo de 2015
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martes, 26 de abril de 2011

Aprender, aprehender y desaprender

Por: Alejandro Rutto Martínez

La metacognición es todo un proceso sobre el aprendizaje y las diferentes formas en que el ser humano lo ha hecho a lo largo de su vida. Cada uno tiene un ritmo de aprendizaje propio y un estilo en el que se siente mejor, por eso es importante identificarlo, reconocer las fortalezas y superar las debilidades. Los docentes también dan un paso importante en su labor cuando son capaces de reconocer que cada estudiante es un mundo, una vida, un proyecto inconcluso que busca perfeccionarse en cada clase y, sobre, todo, cuando entiende y sabe que un estudiante no se parece a otro y no tienen por qué parecerse. De ahí que deba tener las estrategias necesarias y diferentes para enseñar a cada uno de esas personas con las cuales tiene una gran responsabilidad.
Existe una diferencia entre el aprehendizaje y el aprendizaje. Cuando algo se aprehende se va de una vez para la memoria de largo plazo y puede comenzar a utilizarse en lo sucesivo. Cuando se aprende, debe surtir unos pasos previos a su ubicación definitiva en la memoria.
Uno de los pasos más importantes del aprendizaje es el olvidar. ¿Cómo así?, ¿Acaso aprender no es guardar, archivar en algún rincón del cerebro? En parte sí, pero hay cosas que aprendimos en la infancia o en alguna otra etapa de nuestras vidas y luego se convierten en talanqueras para nuestro desarrollo; en murallas mentales que nos impiden ver más allá de donde ellas están.

La historia del elefante, grande y vigoroso, atado a una débil estaca en el circo ilustra bien la situación. ¿Por qué sigue confinado en ese sitio cuando con un leve esfuerzo puede liberarse para siempre, recuperar su libertad e irse para donde quiera? Puede hacerlo, pero NO LO SABE, porque en su tierna infancia, cuando lo amarraron por primera vez, intentó zafarse pero sus fuerzas eran débiles y no pudo hacerlo. Continuó su infructuosa lucha hasta que un mal día, definitivo y negro de su existencia, decidió rendirse pues era imposible recuperar la libertad perdida. Ese día APRENDIÓ que la cuerda era más fuerte que sus fuerzas y que la estaca era lo más fuerte e indestructible que existía en el mundo. Desde entonces se ha dedicado a obedecer a su domador, a ser la estrella del circo en el espectáculo de luces color y aplausos y a volver a la estaca junto a la cual ha permanecido y permanecerá por muchos años. Todo terminará el día en que DESAPRENDA su limitación y vuelva a luchar por su libertad.

Los colombianos, por ejemplo, aprendimos que todo lo que no esté guardado bajo llave puede ser tomado por el primero que quiera hacerlo. Hemos perdido el respeto por la propiedad ajena con la peregrina excusa de “eso me lo encontré”.

Algún día desaprenderemos esto y entonces habrá en nuestras ciudades una “oficina de objetos perdidos” a donde llevaremos lo que encontremos abandonado en la silla del bus o en otra parte, el taxista llamará al dueño del teléfono abandonado en el asiento de su auto y se lo entregará sin cobrarle ninguna recompensa y los electores votarán por el candidato de sus preferencias sin pedir nada a cambio.

Aprender es un proceso cotidiano que puede darse también de manera inconsciente, pero debe hacerse un esfuerzo mental para olvidar y desaprender lo que nos estorba. Es ésta una de las mejores formas de hacernos más sabios e inteligentes.

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